Durante estos últimos meses el concepto de Formación Profesional Dual ha resonado fuerza a numerosos foros de ámbito educativo como nuevo paradigma de la FP que podría servir de punta de lanza para salir de la situación de crisis en la que nos encontramos.
La Formación Profesional Dual, que tiene como principio fundamental el “aprender haciendo“, es un sistema donde las empresas tienen la función de impartir el conocimiento práctico de la formación (dos tercios de la formación transcurre en la empresa) mientras que los centros de FP imparten conocimientos teóricos y de cultura general.
Los rasgos más importantes de este tipo de formación son los de unir transmisión de conocimiento y habilidades, con la adquisición de la experiencia necesaria para el ejercicio de una profesión.
Alemania, junto con Austria, Dinamarca y Suiza lideran este modelo de formación. En los cuatro casos, la FP es vital para su economía, pues la mayoría de la fuerza productiva del país dispone de este tipo de formación.
Las claves del sistema dual alemán
En el sistema dual alemán las Cámaras de Comercio tienen un papel protagonista y de bisagra que consiste en asesorar a empresas que participan en la formación, y en atender a los aprendices, supervisar los estándar de formación y ejercer de evaluadores.
Asimismo, influyen decisivamente en la confección de los perfiles profesionales: 360 estudios de formación profesional que preparan para ejercer más de 20.000 empleos.
El Estado Nacional dicta las directrices básicas del currículo de FP y el Estado Federal las desarrolla y financia una parte de los costes derivados de los centros (3.000 millones de euros al año).
Esta financiación del estado Federal se comparte con el tejido empresarial (fiscalizado a través de las Cámaras de Comercio e Industria), ya que la ley alemana obliga a las empresas a destinar parte de sus recursos financieros al sostenimiento de la formación profesional, y que no obliga a acoger alumnos en prácticas.
En total, el tejido empresarial invierte unos 30.000 millones de euros al año, unos 18.000 euros anuales de promedio por aprendiendo. El concepto de aprendiz no es un “estudiante en prácticas” sino un “trabajador formándose”.
Y… ¿cuáles serían los beneficios de la Formación Profesional Dual?
De acuerdo a la opinión de especialistas que han estudiado muy de cerca este modelo dual de enseñanza, existirían unos beneficios muy claros en relación al modelo tradicional.
Para las empresas:
- Más capacidad de influencia en el contenido y aprendizaje a medida.
- Generación de profesionales autónomos, especializados e identificados con la misión de la empresa.
- Reducción a medio plazo de los costes de selección.
Para el alumno:
- Formación especializada y valorada por el mercado laboral.
- Adquisición de competencias para desarrollarse dentro de un contexto laboral.
- Retribución de un sueldo por su aportación a la labor de la empresa.
- Identificación del emprendimiento como una opción profesional.
Para la Administración Pública:
- Contribución del sector privado y alivio en gran medida el coste de formación de los alumnos de Formación Profesional.
Reducción del paro juvenil.
A pesar de la percepción de que la Formación Profesional ha evolucionado mucho en los últimos años en nuestro país, todavía hay mucho trabajo por hacer.
Hoy en día, muchas de las empresas no disponen de información suficiente para valorar en su conjunto toda la potencialidad de la FP. Potencialidad que puede resultar un factor decisivo para que las empresas empiecen a apostar y aportar recursos para promover el modelo de la formación profesional dual.
Un modelo de la que el peso de la gestión y financiación recae sobre el mismo tejido empresarial que es a la vez actor y contexto del modelo.